Me da pena mi tierra, más que nada mi planeta,
me da pena mi gente, ya sea de Chile, Argentina o Francia, Estados Unidos, Alemania o Suecia.
Porque todos pisamos el mismo suelo y respiramos los mismos vientos.
Nos acuesta la misma hermosa luna y nos despierta nuestro gran y radiante sol.
Porque aunque tengamos pieles distintas y hablemos lenguas diversas
nuestro corazón late de igual manera.
Me da pena que nosotros mismos nos definamos como un virus,
Que perdamos la inocencia y arruinemos nuestras vidas.
Tengo pena y ,admito, miedo por no saber que le pasará a nuestros árboles 5 minutos más adelante, tengo pena y, admito, miedo por no saber qué será de nuestros niños en diez años más si no es que en cinco.
Tengo miedo, admito, de no querer despertar en un mundo seco,
Con un cielo gris y espeso,
Admito, tengo miedo de no ser lo suficientemente fuerte para vencer mis miedos.
Tengo pena de mi gente, de esa que la veo de bien lejos, las que están allá, cruzado el océano y de la que está aquí a mi lado, en mi mismo país, en mi misma ciudad, a unos metros de mis ojos.
Tengo miedo de no poder defender y tengo pena de que otros no defiendan,
Tengo pena de esta destrucción masiva, y esta violación a la tierra.
¿Por qué no se usa el poder para mejorar y arreglar, en vez de gastar todo ese tiempo y energía en destruir nuestro hogar?
¿Por qué, los poderosos, prefieren la destrucción a la reconstrucción? ¿Por qué no dejamos nuestros egos y egoísmos, nuestro rencor y nuestro odio a un lado? ¿Por qué no aprovechamos nuestra energía para levantarnos y unirnos como seres humanos? Y no como indio, como americano, ni como mapuche, ni como chileno, ni como blanco, ni negro, ni asiático, ni africano, sino como humanos, como seres vivos, como personas que piensan y razonan, por eso no somos “animales”, porque se supone que al razonar y pensar nos hace superiores, pero les digo, las guerras y destrucciones no nos hace ni los hace mas fuertes ni potentes, los hace mas estúpidos y más salvajes, los convierte en animales.
Tengo pena y es una gran pena, porque me decepcioné y desilusioné de la humanidad y de la mía.
viernes, 12 de marzo de 2010
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