lunes, 28 de junio de 2010

Yo creo

Creo en la felicidad, en esa felicidad tan real que puedes abrazarla, en esa que te hace doler el estómago y te seda los ojos. Creo en esa felicidad, en la que se mantiene siempre en el rostro, en esa que se defiende cuando la miran con malos ojos. Creo en la felicidad compartida y solitaria, creo en la felicidad esculpida y espontánea, pero por sobre todo, creo en la felicidad que aguanta, esa que con la frente en alto te mira a tu altura y no la derriba nada. En esa tan real que puedes abrazarla, en esa que no se desmorona con nada.

También creo en las grandes penas, en esas que te envuelven en un traje escarlata y te encierran como condena. Creo en esas que te hieren las piernas, que no te dejan mirar hacia al lado, no, siempre hacia abajo. Creo en esas penas profundas que te dejan marcas, en esas que te derrumban y te vuelven nada. En esas oscuras y sucias penas que te quitan la vida entera y también creo en esas penas espontáneas, esas que llegan sin previo aviso, solo llegan, te empujan y se marchan.

Pero no creo en esas penas y felicidades falsas. No creo en esos ojos forzados a estar caídos, no creo en las lágrimas secas ni en las risas mal hechas. No creo en las filosofías de la gente que se desarman cuando les gritan fuerte, tampoco creo en sus palabras, ni en su teoría, solo contemplo los dientes. Son falsos mesías, falsos saberes, son imitaciones y correcciones, son verdades falsas que inventa la gente, que se inventan para saberse en armonía.

Creo en la felicidad, esa que aguanta, la que lucha y que no se desmorona con nada. También creo en esas penas que te condenan, esas que te quitan la vida entera, las que te condenan. Pero no creo en esas penas y felicidades forzadas, no creo en las lágrimas secas ni en las risas mal hechas.

domingo, 13 de junio de 2010

A veces, si, a veces siempre...

A veces, si, a veces la lluvia te envuelve sin percibirla. A veces, si, a veces tu cuerpo te hace cosquillas. A veces, si, a veces el estómago te retuerce las costillas para doblarte la mente y golpearte en la frente. Porque a veces el suspiro se hace grande y fuerte, se hace pesado y te raspa la garganta que intenta gritar pero ya no le queda nada. Se ha agotado por llorar en sueños, por desgastar el aliento y por respirar incienso. A veces, si, a veces siempre quisieras dejar todo en blanco o en negro, disfrutar el aroma de las flores de invierno, saludar cordialmente a ese solcito tierno. Pero a veces siempre se rompe un cristal que cae de tus ojos y te hacen tropezar. Te devuelven la memoria que quisieras olvidad o más que nada reparar. A veces, no, siempre quisieras caminar inconsciente, quitarte los zapatos y sentir que creces, tocar el cielo con la punta de los dientes, despeinar tus cabellos y sentir que sientes. Porque a veces quisieras despertar en un mundo diferente, en tu segundo mundo, no en el primero ni en el tercero, en el segundo, a veces, si, a veces siempre.

miércoles, 2 de junio de 2010

Ego - ismo

Mira siempre a tu alrededor, nunca sabes cuando algo puede sorprenderte. Esto funciona con la maravilla y la desilusión. Ambas te impresionan, a mi me ha impresionado el egoísmo. “En tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos”, extracto de una canción que se me vino a la mente.

Todos somos egoístas, todos tenemos un grado de este actuar o sentir recorriéndonos, nos envuelve, diría que está en la naturaleza humana, desde pequeños adoptamos este actuar, queriendo lo que quiere el otro, no dejando que usen nuestras cosas, que se yo… Pero eso es un comportamiento inmaduro, aun no se toma la conciencia, la idea es que al crecer nos demos cuenta de lo que importa y no actuemos con egoísmo. Está bien velar por nuestro propio bienestar, pero no pasando a llevar a la persona que tenemos al lado.

Me ha sorprendido bastante, me ha desilusionado, me da pena… no porque me afecte personalmente, sino porque me da pena la calidad de gente, de persona, de ser humano, de ser viviente. Me da pena que la sociedad se deteriore tan rápidamente cuando se suponía que venían tiempos de unión.

Yo, yo, yo. Todos somos egoístas, diría que está en la naturaleza humana.