domingo, 13 de junio de 2010

A veces, si, a veces siempre...

A veces, si, a veces la lluvia te envuelve sin percibirla. A veces, si, a veces tu cuerpo te hace cosquillas. A veces, si, a veces el estómago te retuerce las costillas para doblarte la mente y golpearte en la frente. Porque a veces el suspiro se hace grande y fuerte, se hace pesado y te raspa la garganta que intenta gritar pero ya no le queda nada. Se ha agotado por llorar en sueños, por desgastar el aliento y por respirar incienso. A veces, si, a veces siempre quisieras dejar todo en blanco o en negro, disfrutar el aroma de las flores de invierno, saludar cordialmente a ese solcito tierno. Pero a veces siempre se rompe un cristal que cae de tus ojos y te hacen tropezar. Te devuelven la memoria que quisieras olvidad o más que nada reparar. A veces, no, siempre quisieras caminar inconsciente, quitarte los zapatos y sentir que creces, tocar el cielo con la punta de los dientes, despeinar tus cabellos y sentir que sientes. Porque a veces quisieras despertar en un mundo diferente, en tu segundo mundo, no en el primero ni en el tercero, en el segundo, a veces, si, a veces siempre.

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