De pronto se puso todo muy frio, el tiempo se congeló en mi espalda inmovilizándome por completo. Un tiempo sin sentido se posó en mi cabeza para aturdir lo poco coherente que quedaba. La mitad de lo que digo no tiene sentido pero ahora pareciera no haber cordura en la totalidad de mis palabras. Los ojos se clavaron en el recuerdo, ahogándose con gotas saladas. El pecho se apretó sintiendo escalofríos que fueron a pasearse por todo el cuerpo, que temblaba en una posición mientras los ojos negros recobraban la respiración. Vieron brotar el humo de la boca que se alejaba por el cielo tratando de llevarse consigo las lágrimas rotas. Pero el viento se colaba por el tiempo que yacía inmóvil en el centro de un espacio que no existía en la realidad de muchas vidas. Los oídos sordos recordaban melodías que un día quisieron cantar pero las manos las tiraron al cielo y asi se fueron volando para no regresar.
De pronto se puso todo muy frio haciendo notar que tu realidad ya no es la mía y no sé si podrá volverlo a ser, quizás las horas fueron demasiadas, quizás el tiempo me pausó el alma, quizás los meses se hicieron idiotas, y quizás, tal vez, quizás la ausencia me convirtió en un ser que no quisiera ser, pero soy, por ahora, quizás, tal vez, quizás, para no serlo nunca más. Y no sé si sabes pero el silencio es el sonido más ensordecedor, es el que te aturde la vista y la emoción, el que te empapa de los pies al corazón, el que te quema la lengua y la razón. Y no sé si crees pero a veces el alma se vuelve de lata que retumba y no deja crecer nada, no puede volar porque le pesan los pasos y los dedos quedan tiesos por lo helado. Y de pronto se puso todo muy frio en un espacio que se volvió sin sentido.
lunes, 12 de octubre de 2009
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