miércoles, 11 de noviembre de 2009
Like a Rolling Stone
Y con Bob Dylan de fondo empiezan a cantar los pajaritos que le dan la bienvenida al sol que se durmió tarde y hoy madrugó. Fue entonces cuando te diste cuenta, mientras un cigarrillo se encendía en tu boca, que el tiempo se nos escapa, puede ser una noche en vela, puede ser semanas somnolientas, semanas donde le tocamos la puerta al cielo o una simple noche donde abriste los ojos a algo nuevo. Donde te diste cuenta que hay mas como tú que existen, donde hay mas como tú que sienten y mas como tú, perdidos. Es cuando recordaste que tienes páginas en blanco que no sabes cómo escribir, que no sabes cómo empezar ni sabes si tiene final. Y recordaste cuando las palabras se arrancaban de tus dedos narrando una historia mágica, una realidad irreal y he ahí la palabra clave, realidad. Porque lo real es lo que uno cree, lo que uno piensa, es tu verdad, es tu realidad y aunque este acompañada de una irrealidad, es aun más real, mas verídica, mas cierta y mas descompuesta. Y con el vapor del café recién servido y con la armónica agónica y con el cigarro a medias, se despertó de un sueño profundo las ganas de que ya salga el sol para guardar tus cosas y empezar un nuevo viaje, una nueva aventura, recorrer libros viejos y descubrir versos nuevos, pero te retiene el subconsciente al darse cuenta que está incompleto, es un completo incompleto “¿y cómo se siente?”. Se siente miedo, se siente un aire desconocido, una dirección completamente desconocida, como un Rolling Stone. Entonces el café te calma esa desesperanza “¿y cómo se siente? Como un completo desconocido”. Pero te cuesta entender, entenderte, entenderlos, las, le. ¿Pero si ya no tuviste respuesta? ¿Que más queda por hacer? ¿Si tu tiempo no fue tomado en cuenta? ¿Qué mas queda por hacer? ¿Si ya te caíste? ¿Qué mas queda por hacer? ¿Si ya se fue? ¿Qué mas queda por hacer? En todas menos una, nada. En la otra, todo. Ya caíste, ya rodaste y ya te revolcaste en el polvo que dejo la espera. Ahora te queda hacer todo o nada, pero mejor todo. Y mientras los ojos arden y la colilla se retuerce, mientras el café se enfría, mientras aun hay una atmosfera cálida en el exterior, pero una fría en tu interior es cuando comenzamos a comprender lo incomprensible y eso se logra al no entender. Y aunque los ojos cansados te digan lo contrario y mientras el cuello te retumba en los oídos, te preguntas “¿y cómo se siente?”. Se siente distinto, extraño, desconocido, te ríes de aquello y no hablas tan fuerte. Y por más que caigan ríos y nazcan diluvios de los cristales molidos, decidimos hacer un trato. Y es cuando la actividad comienza a sonar, cuando tiembla un poco el cemento y cuando los pajaritos comienzan a volar hacia lo más claro, hacia lo más seco y hacia lo más lejano, y la distancia no importa, lo importante es llegar y feliz como un Rolling Stone. Eres invisible ahora, no tienes ningún secreto, te volviste un secreto y un completo desconocido, como un Rolling Stone. Y paras. Cierras, abres, entresacas y vuelves a poner. Y el tiempo pasa…
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