miércoles, 23 de septiembre de 2009
Me rindo incoherente
Me rindo incoherente ante las vidas cesantes, ante las vistas perdidas y ante los suspiros ausentes. Se me cuela la risa por entre los hoyos de la pared que deja entrar un hilo jadeante y tambaleante. Se me incendia la boca al recordar versos muertos, al escuchar vidas antiguas y al oler respiros sin tiempo. Se enreda en el cuello una soga se suspiros, que tiritan y se desasen por el frio. Los ojos arrastrados por canciones con filo, me retumban el alma al escuchar ese himno. ¿Cómo dices tú que se cuida el alma, si le arrancas ésta a un escalofrío? Ese que se adentra en las venas para convertirlas en ríos de cianuro, que te ennegrecen la mirada que un día posaste sobre las espinas de una rosa maltratada por las risas de una multitud desenfrenada. Que corrieron sin importar el frio, arrastrando consigo la vida de un pájaro que volaba alto y que al retumbar el piso cayó sin previo aviso. Pájaro errante se nombra ahora, que recorre los rincones del mundo en busca de un nido. De un nido ciego en medio de esta esfera que te rebota en la espalda porque se desentiende contigo. Y se contradice porque naciste errante, errante y errada, en el tiempo equivocado y con las vidas cambiadas. Volaste alto sin guarida ni precisión, volaste inestable y vacilante. Te aplastaron una piedra en el corazón que retumbó y latió, se estremeció y durmió, que despertó herido con las alas mordidas, sin opción de volar, ahora camina arrastrando las patas, pateando las hojas y las hormigas que se cruzan en su andar. Me rindo incoherente ante tu caminar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario