sábado, 26 de septiembre de 2009
Y sintiose aturdida
Y de lejos se vio la amargura en pie, se vio la desesperación en sus espejos y el reflejo se deformaba con el viento. Se tapaba la cara entre el llanto y la risa, con las manos zurcidas a la piel que se agrietaba por la soledad que recorría su espalda. Y sintiose aturdida por la brisa amarilla que se colaba por entre sus cabellos que volaban con el sueño que persiste en la memoria del errático. Paranoica su esencia que vestía un manto escarlata que escurría por sus piernas que cansadas seguían el andar que no puede detener sin que se detenga el tiempo. Y al hacerlo se trisan los sentires que algún día armó. Al desaparecerse del vagón el miedo se aglomeró con las pisadas de los andares, esos tambaleantes que te aturden el suelo. La corriente te guió por entre la multitud y te posó en una banca rodeada de lluvia que alivió tu desesperanza.
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