miércoles, 23 de diciembre de 2009

Hasta mañana o pasado

Estoy aprendiendo a dejarte, se coló por mis pensares. Por aquellos que vagan sin sentido ni dirección, que viajan incoherentes dentro de un mar de lágrimas acumuladas, esas que estaban en un saquito, pero que de la nada desatan con torpeza las amarras y no es amargo, pero tampoco es dulce, es agridulce, tiene un poco de ambos. Es quizás acostumbrarse, si, acostumbrarse, tantear el suelo para caminar en desvelo y seguir, seguir simplemente, seguir caminando, para trotar, para correr y luego volar, para alzar el vuelo nuevamente, para ascender y descender a mi antojo, pero para llegar allá lejos que vemos cerca, para nadar por entre los algodones desgarrados y pintarse de acuarelas, para sentir los suspiros de mundo y para respirar los latidos de todos. Y escuchar, detenidamente como la flora se expande, como nos enreda el pelo el aire frio, que nos encoge y recoge, para sentir los pies desnudos sobre el pasto, que nos hace cosquillas y que nos da risas, para palpar con las manos descubiertas e inconexas las lagrimas ajenas, para oír los sentires de antaño y descubrir que hay mas y que vale la pena, literalmente, la vale. Y como muchas cosas lo valen y valieron y aprendimos, gracias a eso. Y ahora aunque suspiremos ni amargo ni dulce, sino ambos, suspiramos y hacemos espacio, nos hacemos espacio y tiempo, ya no corremos aunque muchas veces quisiéramos, pero nos quedamos, no pausados, sino que paramos, para ver, para sentir, oír, degustar, pensar. Y al cerrar los ojos vemos y sentimos, vemos y escuchamos, vemos y disfrutamos, nos sentimos flotando, desconectados del cuerpo, solo la mente, nada más que la mente y contamos, nos concentramos, izquierda ,derecha, izquierda, dos, tres, cuatro, y flotamos cantando, cayendo hacia arriba y subiendo hacia abajo, todo al revés, todo lo contrario. Y después caímos en un sueño eterno hasta mañana o pasado.

martes, 15 de diciembre de 2009

El tiempo pasa

Todo pasa, pasa y se va, pasa y vuelve, pasa y antaño. El tiempo pasa y creemos que queda en el olvido, que queda enterrado ese saquito de lágrimas sucias, pero El tiempo pasa y en un minuto inesperado, ya sea por una melodía, por unas palabras cantadas o por simplemente un suspiro de bien adentro, ese saquito se abre dejando caer una a una esos diamantitos negros, que ahora se aclaran porque pudieron sentir el viento. Y aunque todo pasa, a veces, siempre vuelven y vuelven por una razón. Quizás para despejarse por fin del sufrimiento, para despojarse de esos diamantitos que se estaban pudriendo, para quizás, empezar de nuevo de cero, pero bien de cero. Sea como sea, esa vuelta, ese regreso vino con más ganas, porque vale la pena, literalmente, vale la pena, y ahora si tiene sentido lo que no tiene sentido de mis muchas palabras o sentires que no tienen palabras para expresarse, vale la pena.¡ Y cómo la vale!. Quizás es extraño para muchos sumergirse dentro de un balde de agua fría por meses para salir nuevamente a lo tibio y reencontrarse con el que te empujó a ese balde. Y reencontrarse para entender y comprender, reencontrarse porque bien adentro sabes que no había maldad y bien afuera tampoco. Quizás le resulte extraño a muchos volver a los brazos del “depredador”, pero en este caso nunca lo fue. El tiempo pasa y cómo pasa, el tiempo se estanca a veces, el tiempo se escurre, el tiempo se atrasa y se mantiene. El tiempo pasa y todo pasa, pero vuelve, no siempre, pero a veces y aunque duela un poco, es menor, y aunque duela un poco hay que dolerse, y aunque duela un poco hay que dejarlo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Lo quizás humano

Llega un punto de quiebre que te hace explotar por lo que crees y piensas, cuando ves en tu frente una acción que no va contigo, que no entiendes y que encuentras inconsecuente. A veces me cuestiono actuares, al parecer, naturales en la gente, ya cotidianos y casi normales, pienso en si yo soy la que estoy mal o son los demás, siempre lo cuestiono pero llego a la conclusión de que, aunque muchos de mis actos no han sido dignos de admirar, sigo con la frente en alto y segura de lo que hago, porque aunque mis actos sean moralmente, quizás, para los demás, incorrecto, soy consecuente con las consecuencias. Yo no soy quien para reprochar lo que hacen los demás, no soy quien para cuestionar los pensares de la gente ni decirles como deben actuar, ya que cada uno construye su propio camino bajo sus propias leyes. Solo me hace pensar en lo malo que esta el mundo, en lo podrido que está la gente, que está la humanidad. Y, honestamente, me da pena, me desilusiona y me hace perder la fe en las personas, en la gente, no en todas, como en todo siempre hay excepciones, pero lamentablemente hay una gran cantidad dentro del saco. ¿Le da miedo a las personas la soledad? Quizás ese es el tema principal. Quizás les da miedo decir lo que piensan, lo que creen por miedo a quedarse solas, quizás se dejan pisotear una y mil veces por alguien que creen superior, y lo creen superior ¿por qué?. Creo que esas personas pisoteadas y azotadas contra el suelo son mucho más grandes que el dictador, pero son mas cobardes, temen mas y eso los hace amarrarse a ese líder, a ese líder que quizás les da seguridad, pero una seguridad insegura ya que la relación siempre está en un vaivén, en un sube y baja constante, entre odio y amor, entre insultos y palabras amables, quizás las confunden, quizás solo están cegadas o no. La verdad es que no creo que estén cegadas, se hacen las ciegas, se crean a sí mismas como victimas un segundo y luego son la mano derecha del tirano. Quizás esto me molesta tanto porque conozco esa situación desde primera persona y no de tercera, es porque conozco esa inseguridad de no saber valérselas por si mismo pero, creo, eso es natural cuando uno está creciendo, cuando uno aun no está del todo formado, cuando nuestros pensares aun son colectivos, no cuando el pensar es individual. Tal vez deba acostumbrarme a ver situaciones iguales, a peleas absurdas que destruyen un trocito de alma, pero que la parchan para no quedarse solas, ni siquiera la parchan, la olvidan para no crearle problemas a su “superior”. Es tan extraño y alucinante, el comportamiento humano. Existe una inconsecuencia tan grande como el cielo en cada uno de los seres humanos. Por eso, “y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.”

sábado, 12 de diciembre de 2009

Y no todo está perdido y nada tambien.

Por extraño encantamiento del viento, por los ojos se colaron recuerdos que volvieron secos. Nacieron opacos, oscuros del cemento que golpearon el recuerdo. Quisieron quedarse mostrando esos ojos muertos, envueltos en niebla, sumergidos en polvo, cocidos a nada, despellejándose de adentro.
La inconsciencia trabaja a la par con el tiempo, pausándolo lento, rápido, lento. Volvieron secretos viejos, tapados de excremento, resecos de silencio. Y entonces mueres consiente, respirando inerte, pestañando en sueños. Y la imagen se hace nítida proyectándose en la piel dormida, reseca de sentimientos. En un segundo eterno, inmerso en su inmensidad quisieron arrancarse del cerebro pero arrastrados por el pensar. Volaron los sentires y se quedó el corazón neutro, primando la razón en el silencio. Y retomo los malestares siniestros, convertidos en cemento que pesaron el pensar y fatigaron la realidad que se volvió de ayer y de hoy, de ahora, hoy. Y el viento se volvió helado y te refugiaste en ese pensar cálido, el de ayer también. Y te cegaste, la verdad es que te cegaste para no perder, para no caer. Y al volver de nuevo, decides ceder, un poco, pero ceder. Y esas palabras, escritas, para regalo, se azotaron contra tu cabeza, contra tus recuerdos, pensando en cuando tomabas el lápiz y lo dejaste posar sobre el papel blanco, cuando lo doblaste con paciencia para que quedara perfecto y lo guardaste bien adentro para que no se arrugara en silencio. Recordaste también, tu presencia con la suya, sentados disfrutando del cielo cuando decidiste recoger ese papel doblado, un poco arrugado y lo posaste en sus manos para regalarle esas palabras que creíste eternas, en antaño. Y el cielo que tornaba de negro, rojo, lila y celeste, para después ser gris y luego brillar radiante ante tu piel, fue cambiando tu pensar y tus ojos cansados, que reposaron una y mil veces contra el pasto, que crecía con tu piel gastada por los años. Y recordaste y sentiste y pensaste y sentiste y pensaste y sentiste nuevamente como si el tiempo hubiese sido un aire, como si hubiese sido un viento, como si no hubiese sido o como si hubiese sido todo. Pero el cielo es inmenso y la mitad de lo que digo no tiene sentido y la mitad de lo que siento si lo tiene. Fue entonces cuando el agua limpió los ojos dormidos para mostrarte con mayor claridad que el sol se había escondido para dejar de molestarte y dejarte sonreír en sueños y mostrarte que no todo está perdido. Y no todo está perdido y nada también.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Arrastrada y arrancada

Y es sentir el aire colándose por entre los cabellos, los risos estirándose con el viento, alargándose y alargándose hasta parecer infinitos en el suelo. Es cerrar los ojos y sentir las pestañas despeinarse, es cerrar los ojos y ver como el sol te los abre. Es sentir la brisa adentrándose en tus poros para alivianar tu piel, para alivianar los pensares, como al dormir, pero ahora despierto e inconscientemente consiente. Es sentir que la vida se aligera, se despoja de los pesos, se convierte en viento que se despedaza y te lleva lejos. Es sentirte arrastrada y arrancada para salir volando, para escupirle al suelo y dejarlo tieso, es abrir los ojos y ver que el viento lo hace todo más ameno. Es sentir a las nubes tocándote la cara, cerrándote los ojos, suspirándote lento y hacerte soñar con llantos secos. Es aligerar la vida, rompiendo la rutina, es mecerte en el viento verde, recostado en una laguna de mentes y reposar la vida que se agita día a día. Y volver a cerrar los ojos contra el pasto que te hace cosquillas en los parpados y te despierta el viento que te quiere consiente por en tu inconsciencia, y luego ruedas por encima de ese tibio calor que provocó la humedad y hace que se te peguen los pensares, para luego sacudirlos y enterrarlos en la tierra que nos sostiene la existencia, que nos afirma los pasos, y que a veces, nos los amarra, pero los pateamos y nos soltamos para escapar de lo cotidiano y para respirar las nubes de algodón estirado. Y el cielo nos colorea la cara con acuarelas, con acuarelas tibias y frías, con acuarelas dulces y amargas, pero acuarelas, que tiñen el cielo y la conciencia, que tiñen el suelo y los ojos se acercan. Y se revuelven los colores mezclándose unos con otros creando un remolino de suspiros y se desvanecen al pestañar constantemente pero aparecen al reflejarse en esos otros ojos de agua, de acuarela siempre, aunque se deshagan. Y el viento se hace presente siempre para prestarte abrigo y cobijarte en sus brazos heridos. Y al cerrar los ojos con abrigo, te sumerges en otro mundo un poco menos frio y te congelas pensando en los sentires que vienen, en las sensaciones del vientre, en las palpitaciones frecuentes, pero ese es otro mundo, es otro estado independiente al viento terrestre.

lunes, 7 de diciembre de 2009

La mitad de lo que digo no tiene sentido y el resto se va volando.

A veces, si, a veces, creemos tener la respuesta de todo, en muchos casos creemos saber lo todo y tener conciencia de todo, creemos conocerlo todo pero llega un momento en que te das cuenta que en vez de todo es nada. Y aunque muchos piensen que la nada es cero, que no significa, se equivocan. Si, en muchos casos es así, es nada. Pero no en este caso, porque a veces, si, a veces, la nada es todo y viceversa. Llega, a veces, un momento en que la vida se reduce y se expande, es una pequeña contradicción que quizás no muchos entiendan, pero es así, una reducción expandida. Uno, a veces, al reducir, expande nuevos horizontes y logra centrarse en objetivos más alcanzables, quizás, quizás no. Pero logra una libertad distinta, hace que puedas estirar los brazos hacia los lados y no topar con nada o con todo. Y me regresa a la mente un estado externo, el de vivir encerrado de algo tan relativo como el tiempo, de vivir entre el pasado y el futuro, encerrado, si, porque no se hace más que añorar viejos días y , repudiar, por decirlo de alguna manera, el futuro. ¿y qué pasa con el hoy? ¿Dónde te encuentras hoy? Creo que es mejor dejar esos recuerdos donde deben estar, donde están, porque o sino de qué nos sirven, para qué pasaron si no es para aprender de ellos, para formarnos… al revivir y pasar la mitad del día en esos tiempos, gastamos o desperdiciamos valiosos segundos en formarnos para el mañana y contribuimos en el desprecio de éste, es una especia de circulo vicioso del cual no podemos salir, pero se puede, quizás, con un empujoncito, con una caricia, con un suspiro bien hondo y con un cielo de acuarela en el fondo. Donde te sumerges como si fuera un mar y descubres nuevos pasares, donde recorres una a una esas nubes de algodón estirado, o donde simplemente te recuerda al mar, a ese mar inmenso que no sabes dónde termina y especulas en lo que habrá al cruzar esa línea. La mitad de lo que digo no tiene sentido y el resto se va volando.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Un cielo de negro terciopelo

Y es cuando notaste que algo andaba mal, que algo no era lo que debía, que tu esencia seguía dormida por la rutina, y al dejarla de lado, caminar con nuevos pasos y respirar el suspiro que te regaló la mañana, te diste cuenta que el cielo seguía ahí, tal como lo dejaste, esperando, gigante y tranquilo, sutil y paciente. Entonces despertaste de un sueño eterno, de una pesadilla que no tenía más sentido que el que no tiene y divisaste a lo lejos una cadena gigante que te quitó el aliento para devolvértelo fresco, fue cuando sentiste por dentro el escalofrío que te había abandonado para irse con calma, para arreglarse, para arreglarte. De pronto, recordando viejos pesares, vislumbraste en tus ojos ese brillo constante, notaste que se encendían de nuevo para hacerte ver lo inimaginable, para recorrer nuevos caminos, para disfrutar de los paisajes. Entonces el mundo se unió contigo y te hizo el regalo más grande, más hermoso y más significante; una gama de colores impresionantes que se posaban frente a tus ojos haciéndolos parecer una gotita en forma de diamante. Una pintura exuberante que te hacia nacer de nuevo, curvas quebradas teñidas de café y nieve para recordarte que eso es lo que te perdiste, que eso fue lo que dejaste pasar ausente. Y el cielo teñido de rojo, naranjo, amarillo y celeste te cegaron la vista a lo que creías errante. Entonces el suspiro se hizo presente y tu organismo cambió al verte sonreír, al verte presente pero con tu usual grado de extracción para pensar y pensar, en que esto jamás lo dejarías pasar, que aunque te caigan piedrazos encima, la cabeza siempre debe estar erguida, que aunque los pasos se te hagan pesados, siempre debes seguir caminado, al lado del camino fumando el humo mientras todo pasa, y sentirte vivo a pesar de los malestares, a pesar de los pensares. Y seguir, seguir viviendo, seguir sintiendo y cuando menos lo esperaste pudiste plasmar en palabras lo que veías de cerca, pero que está bien lejos, que lo sentías lejos pero estaba al alcance de tus dedos y que viste una y mil veces sin saber cómo exponerlo; Un cielo de negro terciopelo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Y se sintió inmersa en un mundo lejano

Y se sintió inmersa en un mundo lejano, con el vértigo en las manos, con la vista distante. Recorrió los cerros que la encerraban con suspiros libres, con sensaciones nuevas y, algunas, renovadas. Creyó caer desde adentro, sintió toser los males. Cambiaron sus sentires y pensares, cambió su mundo y retomó sus horizontes. Con la pena ya calmada recordó el tiempo pasado que trisó su alma pero que el tiempo la dejó tomar con las manos para parcharla. Entonces, en penumbra, olvidó los malestares liberando hacia afuera sus más sucios pensares. Descubrió la incoherencia en su mente despejándola de pronto de la tormenta latente. Y quiso entonces despojarse de la ausencia y zurcir con calma las asperezas, para volver así a lo que era antes o quizás a lo que nunca fue, pero para volver y quedarse nuevamente, para volver y sentirse flotar por sobre los árboles que se pintan de lila y verde, que se unen con armonía, para volver y nacer todos los días diferente, para volver y escupirle al viento que la dejó ausente, para volver a creer y creer con ganas y con la frente en alto siempre, respirando los suspiros ajenos, los suspiros del mundo, los suspiros de lejos. Entonces volver a armar el mundo, volver a tapar las heridas, volver y volver con fuerza de seguir y seguir adelante, de seguir con la mirada limpia, despejada. Para borrar lo borroso, para pintar las pupilas de nuevo y que ahora brillen, para que el respiro le devuelva el sentido, la cordura y la incoherencia, para hablar con y sin sentido, para volar de nuevo lejos del mundo real y crearse su propia irreal realidad y volver, volver a lo que era antes o quizás a lo que nunca fue, pero estar y crecer.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Like a Rolling Stone

Y con Bob Dylan de fondo empiezan a cantar los pajaritos que le dan la bienvenida al sol que se durmió tarde y hoy madrugó. Fue entonces cuando te diste cuenta, mientras un cigarrillo se encendía en tu boca, que el tiempo se nos escapa, puede ser una noche en vela, puede ser semanas somnolientas, semanas donde le tocamos la puerta al cielo o una simple noche donde abriste los ojos a algo nuevo. Donde te diste cuenta que hay mas como tú que existen, donde hay mas como tú que sienten y mas como tú, perdidos. Es cuando recordaste que tienes páginas en blanco que no sabes cómo escribir, que no sabes cómo empezar ni sabes si tiene final. Y recordaste cuando las palabras se arrancaban de tus dedos narrando una historia mágica, una realidad irreal y he ahí la palabra clave, realidad. Porque lo real es lo que uno cree, lo que uno piensa, es tu verdad, es tu realidad y aunque este acompañada de una irrealidad, es aun más real, mas verídica, mas cierta y mas descompuesta. Y con el vapor del café recién servido y con la armónica agónica y con el cigarro a medias, se despertó de un sueño profundo las ganas de que ya salga el sol para guardar tus cosas y empezar un nuevo viaje, una nueva aventura, recorrer libros viejos y descubrir versos nuevos, pero te retiene el subconsciente al darse cuenta que está incompleto, es un completo incompleto “¿y cómo se siente?”. Se siente miedo, se siente un aire desconocido, una dirección completamente desconocida, como un Rolling Stone. Entonces el café te calma esa desesperanza “¿y cómo se siente? Como un completo desconocido”. Pero te cuesta entender, entenderte, entenderlos, las, le. ¿Pero si ya no tuviste respuesta? ¿Que más queda por hacer? ¿Si tu tiempo no fue tomado en cuenta? ¿Qué mas queda por hacer? ¿Si ya te caíste? ¿Qué mas queda por hacer? ¿Si ya se fue? ¿Qué mas queda por hacer? En todas menos una, nada. En la otra, todo. Ya caíste, ya rodaste y ya te revolcaste en el polvo que dejo la espera. Ahora te queda hacer todo o nada, pero mejor todo. Y mientras los ojos arden y la colilla se retuerce, mientras el café se enfría, mientras aun hay una atmosfera cálida en el exterior, pero una fría en tu interior es cuando comenzamos a comprender lo incomprensible y eso se logra al no entender. Y aunque los ojos cansados te digan lo contrario y mientras el cuello te retumba en los oídos, te preguntas “¿y cómo se siente?”. Se siente distinto, extraño, desconocido, te ríes de aquello y no hablas tan fuerte. Y por más que caigan ríos y nazcan diluvios de los cristales molidos, decidimos hacer un trato. Y es cuando la actividad comienza a sonar, cuando tiembla un poco el cemento y cuando los pajaritos comienzan a volar hacia lo más claro, hacia lo más seco y hacia lo más lejano, y la distancia no importa, lo importante es llegar y feliz como un Rolling Stone. Eres invisible ahora, no tienes ningún secreto, te volviste un secreto y un completo desconocido, como un Rolling Stone. Y paras. Cierras, abres, entresacas y vuelves a poner. Y el tiempo pasa…

domingo, 8 de noviembre de 2009

Aveces lunas

Y de repente amaneces con el suspiro cortado, con las manos en el pecho tratando de quitar el malestar porque te cuesta el respiro y te cuesta el llanto. Inhalas tratando de hacerte espacio, exhalas tratando de sacarte las heridas. Te devuelves para volver y vuelves para irte, te revuelcas intentando liberarte de la mentira que ronda tus costillas. Pero el respiro se te hace pesado, se te dobla dentro, se retuerce en una risa contagiosa que no se puede propagar. Entonces te diste cuenta, mirando un cielo extenso que se perdía en la lejanía de las vistas, que el tiempo entrecortado se te escapo de las manos como cuando uno agarra un manojo de lunas y aprieta el puño para hacerlas escurrir por la piel que se había helado unos minutos antes. Y dentro de esos minutos cambió el sentido del aire y del mundo, que giró sin que te dieces cuenta y el viento se convirtió en una mezcolanza de pesares que te cayeron mojándote el pelo que se corta intentando escapar, escapar de la cabeza que no hace más que pensar y sofocarse con recuerdos que te condenan a un pasado que quisieras olvidar. Y vuelven los suspiros intentando hacerse espacio en el vacío que nos rodea el corazón, esa bomba corpórea que nos destruye la razón. Y es cuando ésta dejo de tener importancia y pasó a convertirse en el polvo que se guarda debajo de la cama, para acumularse formándose un tumulto de gritos secos que se encienden con las lunas que escurrían en verso. Después el suspiro se corta para calmar las ansias y renace la desazón, que se hunde bien adentro para divisar un corazón pequeñito que trata de latir con el miedo de seguir.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Y si, es cuando...

Y si, es cuando se nos hace más difícil porque la mente comienza a descansar, es cuando el corazón se ablanda y deja fluir la sangre que tenia atascada, es cuando las lagrimas secas resurgen como cristales que caen de los ojos para caer sobre las manos que se sacuden el pelo que estremeció el aire helado que entro por la ventana para aprisionar a los pies. Y es cuando se nos hace más difícil porque el cielo te acorrala y te envuelve en un manto espeso que no te logras sacar de encima, es cuando la boca ya no habla con razón, sino que con sentido y es el que causa más dolor. Y es cuando el pensar se vuelve más pesado y cuando las venas comienzan a alimentarse de eso que llamamos sangre, de eso que nos corre para hacernos palpitar, de eso que nos hace balancear. Y de afuera nace el suspiro que guardamos por largas horas, ahogándonos los segundos y los minutos que pasaron frente a nuestros ojos sin dejarnos cantar. Y es cuando se hace más difícil porque nadie te atrapa las palabras, nadie te ensordece la razón y nadie, pero nadie, te ve los ojos. Esos ojos que se quiebran y se nublan al instante que el cielo ennegreció, esos que se sonrojan al pensarte y que se desbordan al no mirarte. Y si, es cuando se hace más difícil porque la histeria que recopilamos en el día se desborda cuando estamos descalzos sintiendo un hilo de hielo entre los dedos que nos estremece hasta el pelo que se vuela nuevamente por el triste frio que acompaña los cristales que caen de los ojos, que vuelan y vuelan hacia atrás para tratar de olvidar el día que pasó y concentrarse en cómo superar la próxima estación.

Fin

Y así se hace mas difícil porque el agua te empaña la película y no te deja ver nada. Es así cuando nos ahogamos pensando en lo que pudo pasar, pero nos damos cuenta que no tiene sentido, que la mitad de lo que digo no tiene sentido, que las luces te revuelven el pelo sin intención de ordenarlo, como cuando un alma parte a otro lugar pero deja el cuerpo convirtiéndose en una identidad distinta, entonces lo sientes muerto y no hay posibilidad de que vuelvas a ver esos ojos que te hacían tanto sentir, porque en ese cuerpo hay un vacío que no entiendes ni quisieras conoces porque esa alma errante era la que tú querías contigo al lado. Pero las aguas te arrastraron a un punto donde no sabias a dónde mirar ni a quién acudir, entonces preferiste estrechar manos y despedirte del universo que te ha dejado de lado un momento, pero que debes gritarle para que te tome en cuenta nuevamente y así poder caminar por el camino que quieres seguir. El tiempo se te hizo espeso, no lo puedes contar, ni revolver ni en círculos ni a cucharadas, el tiempo se volvió una espesa sustancia que te cega la vista y te corta las palabras. Y cuando caes inconsciente te desarmas pensando en la infinita ausencia que prefirió desempeñar por miedo o por cobarde, por alegría o por dicha, por alguna razón que no conoce el pensar del de afuera. Y es cuando te das cuenta que tu somnolencia te hace pensar y te das cuenta que las cosas a veces se tienen que dar, porque por alguna razón paso que se tuvieron que juntar esas dos almas, que una quedo flotando sin ser vista y la otra se fue errante arrancado por un ser que prefieres no volverlo a ver. Y es así cuando los ojos te empañan la película y la garganta se cierra haciéndote un vacio inmenso en el interior donde caen y caen recuerdos retorciéndose con el viento que les suspira lento por la nuca para darles calma, esa calma que a veces la creen por perdida y muchas veces salió corriendo porque necesitaban un poco de locura tus pensares y acciones para sentirte un poco más vivo y no tan ausente con la vista perdida. Pero notaste que el aire se volvió un poco mas espeso cuando creías que se despejaría, entonces dejaste que el tiempo se arreglara solo, sin forzar a las nubes ni arrancar al sol, sino que triste se corría el aire que te ahogaba el pensar cuando te volvía a la memoria la imagen de esa alma errante que quizás por donde está. Y los ojos se te empañan al descubrir y al asumir que ya mas nada se puede hacer sino que dejarla tranquila con la esperanza de que vuelva a su lugar.

viernes, 30 de octubre de 2009

Volvió la vista hacia adentro para desaparecerse…

Y sintiose envuelta en un vacio sordo, donde el aire producía escalofríos que se colaban por la piel, que se resquebrajaba por el pensar dormido. El cerebro oía un suspiro agudo que rompía las paredes del pensar petrificado. Sentía los destellos caer por sobre su piel que se incendiaba al creer que nacer significaba morir una y mil veces x mol. Entonces un silencio ensordecedor destruyó la vista que se posaba en el cielo de terciopelo, que se hacía cada vez más negro y opaco, donde humos grisáceos le rodeaban los pies y las manos pareciendo ataduras que no le dejaban continuar el paso. De pronto un grito metalizado escupió en sus ojos que lloraron las sangres que se ocultaban en la conciencia, para disolverla en un jarro de agua fría que luego la lanzaría al cielo para ver si este se cubría de un color extraño, distinto. Fue entonces cuando las orillas incendiadas de la boca que se quemaba producto del desconcierto, lanzaron escupitajos de sal que hacían arder hasta el último desconsuelo, que persistía en la memoria pensando en si era bueno salir o mejor quedarse, pero al hacerlo corrían el riesgo de pudrirse dentro y deformar el sentido del tiempo. Pero al irse perdían la esperanza que de todos modos se había esfumado hace tres meses. Entonces, envuelta en un vacío de nuevo sordo, escucho el despertar del sentido y del sonido que producían sus lágrimas tratando de escapar de la soledad, que arrasaba con las burbujas donde crecían los pensamientos. Volando entonces se fue arrastrada por una corriente de risas estruendosas que caían y caían a pedazos sobre las baldosas que se trisaban con el contacto del hielo que nació de tus ojos escasos y de esas sonrisas ausentes. Volvió la vista hacia adentro para desaparecerse…

domingo, 25 de octubre de 2009

Con la pena en la cama

Y es que hay mañanas que despiertas con la pena en la cama, que te recorre de los pies hasta la cara para abrirte los ojos con lágrimas largas, que caen de las pestañas para lavarte los pies. Es entonces cuando el cielo parece de color sepia para despejarte la mente pero no obtiene resultado porque ni siquiera tus brazos tuvieron fuerzas para abrir la ventana. Es cuando preferiste emanar humo mientras los ojos se secan devorando letras de una historia ajena. Y es también cuando la mañana se hace larga y la tarde eterna, cuando tienes miedo de que sea mañana pero ansías un nuevo amanecer para ver si la noche acaba por fin. Te enferma tu mente que no para y que sigue avanzando a nuevas instancias donde el temor te carcome la piel para no dejarte imaginar nada más que no sea desgracia. Y los ojos se empapan nuevamente con sangre que sale de la garganta que se estruja al intentar escupir palabras para poder caer inconsciente y así dormir para no sufrir. No sabes que hacer para calmar la tormenta que se forma en tu conciencia y no encuentras nada mejor que sumergirte en hojas añejas que relatan una historia casi perfecta, te atrapas tanto que casi te vez reflejada en aquellas palabras escritas años antes. No dejas de pensar, eso te hace hundir mas y le sorprende que aun le duele. Prometiste dejar de pensar, y por más que quieras no puedes, se refleja en tus ojos un dolor ausente, un dolor consciente, un dolor antiguo que va creciendo cuando avanzan los segundos, que corren para ser hoy y para ser mañana pero al contar, recuerdas que pasaron ya meses en ausencia pero a ti ni se te paso por la mente porque te volviste un ente sin noción del tiempo ni de tu mente. Y suena una melodía que te remonta a pasados días que te afloran en la piel sentidos que creíste olvidados, no, no creíste olvidados, los quisiste olvidar pero consciente de que eso no pasaría jamás, porque temes al olvido, temes a la ausencia y temes a quererlo de vuelta.

jueves, 15 de octubre de 2009

Critales molidos

Cuando el cielo se cubría con una cortina de esferas, que explotaban convirtiéndose en cristales molidos, en el agua recién puesta, caminamos sin sentido dentro de un manto de sombra espesa que nos hacia llorar la cara mientas el suspiro nos rebotaba en las pestañas. Respiramos las lágrimas sucias que nos rodeaban la cara y sentíamos el frio que estas provocaban. Nos sumergimos dentro de las nubes que nos llamaron desde lejos para pintarnos un cuento, que no tiene final, que no tiene comienzo. Sellamos los cristales a la piel que se adormecía desde la espalda lustrando los sentires que a lo lejos nacieron por una sola razón pero sin conciencia. Mientras, rodeaban de letras las constantes somnolencias, que cegaban el cristal que se posaba junto a la demencia. Gritos crecían de cerca, de lejos y cerca. Se oían sonetos de furia que incendiaban con llamas el cielo opaco que callaba. Sentimos el olor a primavera, que se escapaba por entre los dedos, que yacían inmóviles evaporando una inquietante consistencia. Reímos contra el viento que se colaba por la boca que salía y resurgía con fuerza por la lengua que ya no ardía. Descansamos la vista de los cielos negros que tosían con espanto las hojas del árbol en trizas. Caímos rendidos dentro de un espejo sin reflejo, sucio por la mentira y por las mugres barridas. Y mientras el cielo se cubría de esferas de cristal, el tiempo al otro lado se volvía normal.

martes, 13 de octubre de 2009

Lejos muy lejos...

Lejos muy lejos, donde el tiempo sea eterno, donde el viento sople fuerte y nos vuele el pelo, donde los ojos rían y las manos bailen agitando la brisa. Lejos muy lejos se encuentra en el inconsciente de nuestras mentes que nacerán nuevamente para crear un mundo que se durmió bajo los árboles, que se ahogo un tiempo sin salir a flote porque no le veía el sentido de respirar el aire que los demás emanaban de sus bocas zurcidas por el miedo. Lejos muy lejos debe tener un brillo especial que el sol creará para poder ver con claridad lo que se hundió en las sombras de los espejos que se quebraron un millón de veces y que no quisieron juntarse por miedo a romperse nuevamente. Lejos muy lejos tiene que ser el espacio que no existe en la realidad porque la idea es ser surrealista y soñar para que todo vuelva a la normalidad. Lejos muy lejos tiene que verse desde mi ventana y de la tuya para que no nos vuelvan a encontrar y perdernos por el prado ahuyentando los malestares del sentir y del pensar. Lejos muy lejos tiene que sentirse el grito que dejé escapar unas cuantas veces porque quería respirar pero los oídos se hicieron sordos y no me dejaron continuar. Lejos muy lejos debemos botar el morral con piedras molidas que se hicieron polvo al pasar las horas que contaba el reloj del corazón, porque la mente ya no tenía razón, se quemó con la lengua que pedía perdón y se incendiaba con las lágrimas que te pedían de vuelta. Lejos muy lejos es donde vuelve a nacer el amor, donde por mol resurge del suelo y brota en una flor que volvió para no ser arrancada. Lejos muy lejos quisiera que existiese la cordura y la coherencia, donde quisiera que existiese la demencia sin razón, donde espero poder oír tus pasos nuevamente y que pateen la amargura que creció e invadió el mundo que se había deformado. Lejos muy lejos espero como nunca he esperado la llegada inesperada de un tiempo sin sentido y de un espacio que quizás, nunca existió. Lejos muy lejos te quiero llevar conmigo para no perderte nunca y quererte siempre, no olvidarte jamás y recordarte eternamente. Porque no tiene sentido vivir esperando una respuesta, no tiene sentido jugar sin tu presencia. Lejos muy lejos donde perdamos la cordura y los sentidos nos guíen para sentir el silencio de los corazones que se rompieron cuando se encontraron solos en el desierto. Lejos muy lejos está el lugar donde nos reiremos hasta no poder mas, donde las penas se irán volando, donde las lagrimas se secaran pero no en vano. Lejos muy lejos donde no seamos encontrados y disfrutemos del tiempo en que estuvimos separados. Lejos muy lejos quiero desenterrarte y volverte a la vida para sentir conmigo nuevamente tu energía. Lejos muy lejos te sentí tanto que quiero estar lejos muy lejos de tu ausencia.

lunes, 12 de octubre de 2009

De pronto se puso todo muy frío

De pronto se puso todo muy frio, el tiempo se congeló en mi espalda inmovilizándome por completo. Un tiempo sin sentido se posó en mi cabeza para aturdir lo poco coherente que quedaba. La mitad de lo que digo no tiene sentido pero ahora pareciera no haber cordura en la totalidad de mis palabras. Los ojos se clavaron en el recuerdo, ahogándose con gotas saladas. El pecho se apretó sintiendo escalofríos que fueron a pasearse por todo el cuerpo, que temblaba en una posición mientras los ojos negros recobraban la respiración. Vieron brotar el humo de la boca que se alejaba por el cielo tratando de llevarse consigo las lágrimas rotas. Pero el viento se colaba por el tiempo que yacía inmóvil en el centro de un espacio que no existía en la realidad de muchas vidas. Los oídos sordos recordaban melodías que un día quisieron cantar pero las manos las tiraron al cielo y asi se fueron volando para no regresar.
De pronto se puso todo muy frio haciendo notar que tu realidad ya no es la mía y no sé si podrá volverlo a ser, quizás las horas fueron demasiadas, quizás el tiempo me pausó el alma, quizás los meses se hicieron idiotas, y quizás, tal vez, quizás la ausencia me convirtió en un ser que no quisiera ser, pero soy, por ahora, quizás, tal vez, quizás, para no serlo nunca más. Y no sé si sabes pero el silencio es el sonido más ensordecedor, es el que te aturde la vista y la emoción, el que te empapa de los pies al corazón, el que te quema la lengua y la razón. Y no sé si crees pero a veces el alma se vuelve de lata que retumba y no deja crecer nada, no puede volar porque le pesan los pasos y los dedos quedan tiesos por lo helado. Y de pronto se puso todo muy frio en un espacio que se volvió sin sentido.

domingo, 11 de octubre de 2009

Cuatro ojos negros

Cuatro ojos negros se miraban sin sentido, reflejándose en un espacio que no existía en el tiempo. Se observaban con el fin de descifrarse, de escarbar profundo para encontrar lo que tenían escondido, un destello se asomaba de repente en ellos, pero se fundía con la sombra del miedo. Se sentían distantes y afligidos, no encontraban conexión con el cerebro, miraban el pergamino que los sostenía, que se desasía de a poco con el viento. Se aturdían para encontrar la luz que un día vieron, con la que ahora tropezaron pero desaparecía en el momento. Se miraban fijamente a las pupilas, tratando de distinguirlas entre la totalidad de la penumbra, se acordaron de lo que un día entendieron y se asombraron al visualizar que era cierto. Se desconcertaron un instante, se gritaron en silencio en medio de una desesperación que aumentaba con el pasar de los segundos, recordaron no haberse encontrado nunca, a pesar de verse un par de veces al día, pero no se conocían, se eran indiferentes ante la rutina de la vida, ante la desolación del tiempo. Acordaron no verse más nunca, prefirieron la distancia a sumergirse en un mundo alterno, se sintieron atraídos por la oscuridad de ambos, por la incertidumbre que se causaban y en consecuencia, se atemorizaron por el misterio, se llamaron a ellos mismos “ojos muertos”, que vagaron hasta encontrarse y en el acto se encadenaron y observaron. Estuvieron así, zurcidos por una fuerza extraña, descifrando, descubriendo, entendiendo sin saber que debían entender, queriendo algo que no sabían que. Trataron de encontrar nuevamente el destello, ya que no se concebían como ojos negros, opacos y sucios, en el intento lo encontraron, tintineó por un milisegundo, como avisando que estaba ahí, pero débil o quizás no quería ser visto, no quería mostrarse, el miedo lo tenía consumido, tintineaba para mostrar que estaba, que no se había ido, que seguía ahí, pero prefería estar oculto algún tiempo, así comprendieron los cuatro ojos negros que se miraban sin sentido en un espacio que no existía en el tiempo y decidieron no verse más nunca. Se deshicieron del zurcido y de las cadenas para así despedirse con un grito en silencio. Se desviaron para volver a encontrarse por última vez, así se vieron los cuatro ojos negros, opacos y sucios sostenidos por un pergamino, en este momento, ya desecho por el viento. Se alejaron lentamente en la misma dirección pero unos sin ser vistos y los otros se hallaron en el tiempo del cual se había extraído.

sábado, 3 de octubre de 2009

Espérame

Reflejan el abismo andante, sumergidos en un balde de hiel, con los vidrios empañados y las manos sobre el mantel. Despiertan con ahogo, con estrechez, sacuden la memoria y el pelo también. Espérame ahí donde sabemos, no los quiebres, no más. Déjalos soñar, observar, conocer. Déjalos respirar, déjalos volar. Espérame, que ya llego, espérame en el cielo. Dejemos el suelo, el miedo. ¿Creamos de nuevo? Vivamos otra vez, nazcamos mil veces y sintamos el doble, como ayer. ¿Tratemos nuevamente? Sin miedo y consientes, construyamos otra vez lo que quisimos demoler. Nademos contra la corriente, lo hacíamos tan bien. Pero espérame que yo te espero, recuérdame que yo te recuerdo. Siénteme que eso intento.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El viento en llamas abrió la ventana

El viento en llamas abrió la ventana que sostenía la cabeza derramada, el perro azul lamía los ojos caídos en el suelo, le brotaban diamantes del cielo. Las manos se arrastraban por las paredes dejando un rastro de tempera, de tempera roja que inundaban lo que siento. La acuarela se escurría desde la boca apareciendo un rio de hojas rotas. El pelo formaba nudos que tambaleaban a las piernas que andaban exhaustas por arrastrar piedras. Los pies cansados atravesaban el puente de hiedra que nacía de las orejas para tocar las estrellas que se movían con la melodía que brotaba de las espinas. Gritaban las pestañas al no poder descascarar el quebranto que se armaba del viento espeso que cubría la razón. Y la espera crujía al avanzar el tiempo que le jugaba en contra al sentirse libre de tener que decir una palabra sin pasión. Los dedos corrían sin dirección al desatarse la decepción que abrió paso al desconsuelo que se reía de la calma que necesitaba un poco de tiempo para entrar en calor.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Y sintiose aturdida

Y de lejos se vio la amargura en pie, se vio la desesperación en sus espejos y el reflejo se deformaba con el viento. Se tapaba la cara entre el llanto y la risa, con las manos zurcidas a la piel que se agrietaba por la soledad que recorría su espalda. Y sintiose aturdida por la brisa amarilla que se colaba por entre sus cabellos que volaban con el sueño que persiste en la memoria del errático. Paranoica su esencia que vestía un manto escarlata que escurría por sus piernas que cansadas seguían el andar que no puede detener sin que se detenga el tiempo. Y al hacerlo se trisan los sentires que algún día armó. Al desaparecerse del vagón el miedo se aglomeró con las pisadas de los andares, esos tambaleantes que te aturden el suelo. La corriente te guió por entre la multitud y te posó en una banca rodeada de lluvia que alivió tu desesperanza.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Me rindo incoherente

Me rindo incoherente ante las vidas cesantes, ante las vistas perdidas y ante los suspiros ausentes. Se me cuela la risa por entre los hoyos de la pared que deja entrar un hilo jadeante y tambaleante. Se me incendia la boca al recordar versos muertos, al escuchar vidas antiguas y al oler respiros sin tiempo. Se enreda en el cuello una soga se suspiros, que tiritan y se desasen por el frio. Los ojos arrastrados por canciones con filo, me retumban el alma al escuchar ese himno. ¿Cómo dices tú que se cuida el alma, si le arrancas ésta a un escalofrío? Ese que se adentra en las venas para convertirlas en ríos de cianuro, que te ennegrecen la mirada que un día posaste sobre las espinas de una rosa maltratada por las risas de una multitud desenfrenada. Que corrieron sin importar el frio, arrastrando consigo la vida de un pájaro que volaba alto y que al retumbar el piso cayó sin previo aviso. Pájaro errante se nombra ahora, que recorre los rincones del mundo en busca de un nido. De un nido ciego en medio de esta esfera que te rebota en la espalda porque se desentiende contigo. Y se contradice porque naciste errante, errante y errada, en el tiempo equivocado y con las vidas cambiadas. Volaste alto sin guarida ni precisión, volaste inestable y vacilante. Te aplastaron una piedra en el corazón que retumbó y latió, se estremeció y durmió, que despertó herido con las alas mordidas, sin opción de volar, ahora camina arrastrando las patas, pateando las hojas y las hormigas que se cruzan en su andar. Me rindo incoherente ante tu caminar.

martes, 22 de septiembre de 2009

No quiero escupirle al cielo ni arrancarle la ternura a las nubes

Y es que ya no quiero soñar porque amanezco con un sabor amargo, se me aturde la mente al ver realidades irreales, espejismos fatales. Quiero cerrar los ojos y despertar de un abismo oscuro, sin recuerdos, sin tiempo. Quiero nacer todos los días de una manera distinta, no quiero abrir los ojos y guardar piedras en mi morral. Quiero despertar suave y con la mirada seca, con los brazos lacios y las piernas rectas. No quiero escupirle al cielo ni arrancarle la ternura a las nubes, no quiero moler la tierra con el humo que nace de mi boca. No quiero seguir soñando ante espejos que me traen tu reflejo, no quiero volver a verte vagando por mi mente, no quiero soñarte amablemente. Apagar la mente sin caer muertos, recordar en blanco los papeles del secreto. Girar como las hojas en otoño, molerlas con los codos, soplarlas y olvidar todo. Sentir hielo en tus versos, calor en tus besos, arrancarte del tiempo, despellejarte con miedo. Y es que ya no quiero soñar porque amanezco con un sabor verde, con un sentir dormido, en punto muerto. Ya no quiero esperarte al dormir, no te quiero encontrar flotando en el vino rojo que se escurre entre mis manos. Porque se vuelve realidad esa gota en el fondo del rio que salió de la mente, que cae y cae, rueda y rueda, se arrastra por la piel ahogando cada poro que sintió el suspiro, que ahoga las pestañas e incendia guitarras.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Punto de partida

El problema es que llega de improviso, se cuela en la sangre y nos brotan botones de cristales que se incrustan en la materia roja para diluirla en la mano que se apoya en el pelo para no ser vista. El problema es que llega de golpe sofocando a la risa que se disuelve cayendo al suelo que nos hace resbalar para quedar tendidos en las nubes de cemento que se trisan al sentir el hielo. El problema es que se te duerme la vista hormigueándote el sentir cuando bailas para poder seguir y caminas sin dirección para poder dormir. El problema es que es un problema sin apariencia porque llega como fantasma que se te mete en el alma y te derrama los ojos para poder salir tratando de hacerte morir. Y el gran problema es que el mundo gira y gira mientras te mareas tratando de aguantar la calma para que no se vuele con el fuego que te asfixió el respiro porque no quiere que huelas las hojas de la canción que te recuerda tanto al momento en que se volvieron dos extraños y ni miradas se cruzan ahora porque se transformaron en el suspiro que se volvió tu respiro. Y los segundos se vuelven vidrio que cayeron de a pedacitos por los oídos tratando de entender el lamento de la rosa que nació con espinas y que hace sangrar la vida que se te voló por el soplido que causó tu decepción. Pero el sueño continúa recordando los días en que era todo de papel de arroz mientras se formaban figuritas que mordió el perro callejero porque sintió que lo invadían y nos ladró para ahuyentar la brisa marina que nos esperó rodeada de formas y colores que solo aparecen en el inconsciente de la multitud para así hacer más amena la vida y la risa se transforman en un medio de comunicación atrofiado por el miedo y la pena que regresó del entierro para convertirse ahora en un problema que llega de improviso, se cuela en la sangre y nos brotan botones de cristales que se incrustan en la materia ,ahora, azul para diluirla en la mano que se apoya en el pelo para no ser vista.

Los periodos de ausencia no te dejan escapar

Vamos a romperlo todo, a esparcir la risa, a soltar el llanto y a cortar las vigas. Quemar las hojas, respirar las cenizas y toser la sangre que te mantiene viva. Recorrer recuerdos, toser el viento, gritar la calma, despellejar las almas. Sentir la ira y la vida, luego las pisas. Arrastrar las mantas para dormir en el cielo sin tener que caer al barro que te come la cara. Extraer los ojos de la tierra, pegarlos en la cara, salir fuera de este mar que nos engaña.
Volar del sol, caminar por la luna y dormirte ahogada en las dunas. Riamos, cantemos y brillemos, llenemos ese espacio del alma, ese rincón de desconsuelo, removamos las hojas que nos ahogan el pelo. Corramos para quitar el frio, nazcamos para creer de nuevo. Gritemos para despejar el cielo. Sintamos sin presión, no pensemos, actuemos. Recorramos las calles con los ojos vendados y así, sentir los pies cansados.
Lograr lo cometido, vivir el peligro, nacer y sentirte vivo. Caminar anestesiada sin sentir el sentido del sentir y llorar con la risa en la cara porque sientes y te dio la gana.
Volar a lo desconocido y creer nuevamente que existe el final feliz y cubrirte la cara con las manos que se funden en la piel y te conviertes en nada.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Entre esferas de papel y estrellas por doquier

Entre esferas de papel y estrellas por doquier, me marché sin decir nada. Los ojos y la piel, recordando al que se fue, cayeron dentro de una multitud desesperada. Te sentiste encoger, imaginándote a ti también, extrañando y pensando en el ayer. Ahí, tu cuerpo sentí detrás de mí y tu pelo se mecía con el fuego. Tus ojos quebrados se esparcían por el suelo y los vidrios se los llevaban los pies cansados. El agua recordaba y anhelaba esa calma y la paz que tus manos me causaban.
Tus palabras sordas ya no suenan por tu boca, ya no arman oraciones que dormían en mi boca. Dulces tus dientes que rompía el silencio y hermosa tu mente que se colaba en mis sueños. Maldito el presente que presencia mi desgracia y maldita la hora en que me diste la espalda.
Desentendida con el mundo se siente mi alma que llora y se angustia a medida que las horas avanzan. Y al pensar que tu presencia se esfuma, que ya no volveré a verte ni intercambiar palabras, nace una nueva melodía que recorre mi espalda. Es sentirte y no verte, es mirarte ausente. Es sentirte cansada y acorralada por el viento helado que triza tu mirada. Es quererte siempre y olvidarte nunca, entre copas y un café, echarte la culpa. La culpa de una muerte anunciada que llego de sorpresa para llevarse el alma.
Al estar aquí, olvidas todo de ti y solo sientes que la vida se te escapa, que la paz se marchitó y tú, como si nada. Porque de la nada se revuelven los sentidos y se forma una masa espesa y sin contenido. Es estar varada en un mar de lágrimas que se mueven y ahogan tus entrañas. Porque tu carne se desangra y se forman ríos que te ciegan la mirada, la pierden y no encuentran el sentido de seguir corriendo, de no saber de qué se trata el tiempo, de no sentir… de no sentirte.
Y volvemos al comienzo, con una espada clavada al pecho y la carne se desarma y cae sin tener peso. Rebota en el suelo, se siente tu aliento, aliento a vino y cigarros que se funden en tus manos y los ojos se derriten al ver tanto desconsuelo porque ya no quieren seguir mirando el cielo. Las nubes se juntaron, cerraron el cielo, quemaron el pelo que tenías suelto. Tus ojos se quemaron, te gritaron en la cara, te pegaron un portazo y tú, como si nada.
Te arden los ojos, ya no sabes si seguir, te cayó el cielo encima y con ello, tu mundo de fantasías. Se destruye tu entorno, la carne sigue viva, retorciéndose con la frente arriba. Tus manos se secaron, se formaron heridas y te arde la voz al escuchar tu risa. Y lo peor de todo es que te espero.

martes, 15 de septiembre de 2009

Y creer que creerás nuevamente en lo que creíste creer de la humanidad

Es difícil creer en las despedidas, en el adiós eterno, en el hasta luego pendiente.
Porque cuando creemos y confiamos lo sentimos para siempre, nos apropiamos sin intención de una parte del ser, del ser ajeno a nuestra carne pero parte de nuestra piel.
Cuando todo se desvía, cuando el cuento se termina y se le pone punto final, cuando el libro acaba con la página en blanco y cuando la canción finaliza, nos damos cuenta que en realidad nada es para siempre, aunque así lo creamos y nos convenzamos, la magia tiene un fin y no nos dimos cuenta como se concluyó, nos dejó impactados y con la curiosidad de cómo pasó.
Se nos enreda la mente después y el corazón se agita sin tener una respuesta clara, se nos nubla, muchas veces, la vista porque recordamos el pasado y el futuro mental, el presente actual pero ausente, el periodo de ausencia del alma que no sabe como más avanzar, como continuar su camino y así, caemos y caemos fuerte, muchas veces. Nos olvidamos del sentido del sentir, de la alegría de vivir, de la fuerza al caminar y olvidamos, inconscientemente, de cómo respirar, de cómo disfrutar esos olores activadores del sentido, de cómo disfrutar una lagrima sin que se vuela espesa y nos robe la calma. Nos ata los pies la incertidumbre y nos rodea de hierro el corazón, esa bomba corpórea que nos nutre de tempera que rodea el cuerpo, de tempera roja que nos activa el cerebro y nos hace soñar. Se nos hizo difícil la vida que debiera ser atractiva, que debiera ser disfrutada y magnificada, que debiera ser ligera y sin asperezas, que debiera ser tranquila y agotada. Se nos olvida como seguir, como continuar después de una caída, de un tropiezo bien fuerte con una piedra que jamás vimos ante nosotros, y chocamos con esta, nos destroza la cara y no vemos nada, nos tendemos en el suelo sin sentir ni decir nada, caemos y flotamos sin sentido del tiempo, desorientados ante un mar de espesas lagrimas que luego, se vuelven nada, que se evaporan y jamás supiste a donde se fueron, pero la verdad es que están ahí, en ti, dentro de tu piel, se cuelan entre los poros para volver a salir y caer de nuevo, te drenan los ojos y los inyectan de nuevo, así continuas hasta que decides arrancarlas de los ojos y las botas al suelo, donde ahí quedaron desoladas y se mueven entre la tierra, para ahora ser parte del planeta.
Se te hace difícil este viaje que llamamos vida, esta parada en la evolución del alma, nos despedaza una y otra vez para luego juntar las migajas y crear un nuevo o mejorado ser, a veces, peor. Y vuelves distinto, perdido, con la vista en las nubes, porque no hay mejor remedio que mirarlas, no hay mayor consuelo que tocarlas. Te conviertes en otro, en otra mente, en una pausada pero seguimos viviendo y después de un tiempo sintiendo, recordando y pensando, aunque muchas veces es mejor dejar a la mente tranquila, que no trabaje para no sobrecargarla, dejarla ausente, muchas veces. Cerrar los ojos y creer que mañana será más tranquilo, sin piedras en el camino y creer que creerás nuevamente en lo que creíste creer de la humanidad.

sábado, 5 de septiembre de 2009

peroelsueñoduraloqueduraunsuspiroquesevolvioturespiro

Yesqueestavezesdistintoporquecomoquemenfermas
ylacabezamedavueltasymemareasinsaberdondeponer
elpieporquememarealavidaynosecomoreaccionarsin
sentirmecaidaporquelavidasemehizopesadaylaausencia
tuyasehizoinfintaynosecomoseguirsintenerteamiladoy
poresoahoraesdistintosevolviocomplicadoelestarriendo
portodoynollorarsinsentidoporquealrecordartemeduele
elcuerpoylosojosseinchanyventodonubladoylacabezagira
elcorazondueleretumbaincoherentesevuelvepesadono
sabescomomovertetecuestaelsueñoestascansadopero
nolograsconsiliarelsueñoporqueteduelecerrarlosojosy
saberqueenlaoscuridadvuelveturecuerdoyesohaceque
losojoslluevanyquecaigasenunmundodedesconsueloya
silorepitesdiaadiasinsaberadondemirarniquehacerporque
tesientesencadenadaalacamaporqueaduraspenascaminas
porquetesientesenotrolugarynoenlatierrayponeslospies
enelsueloytodotedavueltastesientesdebilylospiessearras
tranpormiedoacaersiselevantanyasicomienzaseldiaconla
cabezaaturdidaconlosojosnubladosyconmiedoacaerderodillas
yllorasporquenopuedeshacermasqueesorecuerdasysueñas
peroelsueñoduraloqueduraunsuspiroquesevolvioturespiro
quenoperduramasdeunsegundoyenesesegundosevolviotodomasnegro

sábado, 29 de agosto de 2009

Sientes al revés

Porque esconderte es síntoma de ausencia y de cobardía también. Porque al desaparecer no vuelves igual que ayer, te convertiste en un ser distinto y yo también, quizás las cosas así las querías pero no todos estamos buscando lo mismo en esta vida. ¿Cómo asumir la despedida? ¿Cómo saber si no hay bienvenida?. La ausencia se transforma en pérdida y la vida nos camina distinta. Arrastras un poco los pies y las manos también, sientes al revés y tu presencia se funde en mi sien. Y piensas, recuerdas y sueñas, despierto porque no puedes dormir, te cansas, el peso del recuerdo te cansa y te desvías, recorres nuevos y antiguos pasajes, miras con detalle a los seres de la pared. En la ventana aparece un pez que te suspira en silencio, que te inunda por dentro y te empapa los dedos. Nadas sin luchar y la corriente te lleva lejos, más lejos y flotas después sin pensar, sin sentir, sin existir. No miras, no escuchas, ni sabes. No entiendes ni logras hacerlo, te sientas en un universo paralelo, te encojes para no pedir consuelo y despiertas para no pensar en eso.

martes, 25 de agosto de 2009

Un presente ausente

Porque al momento de cuestionar todo se vuele distinto. Se nos cae la cara, los pies y brazos. El pelo se mese distinto y los ojos se vuelven de vidrio. Todo se da como debiera darse, es mejor no forzar las cosas, dejar que caminen sin que deban ser arrastrados. Vivir, fluir, sentir, vivir.Dejar que la vida se nos vuele, que la mente se dispare y que el cuerpo la acompañe. Imaginar y creer en la mágia que nos crea una atmosfera sideral, que nos hace vivir la perfeccion misma en la tierra sin que los ratones nos coman los cordones. Seguir por el sendero que elegimos sin mirar atras y sin que nos obligen a seguir, solo tu puedes decidir, cambiar, reir, respirar, suspirar, bailar y cantar. Correr porque te dieron ganas no porque arrancas, no corras sin sentido, corre con el sentido de que no tiene sentido, porque las piernas se nos van desasiendo a medida que avanzamos y el tiempo que tenemos es largo pero corto, porque nosotros mismos lo acortamos y despues nos quejamos que no hicimos lo que quisimos porque nos dejamos llevar por las masas, por el sistema que nos obliga a seguir una linea que no debieramos seguir a conciencia, que debieramos correr para alejarnos de ese metodo y vivir la vida como nosotros queremos. Las confusiones dejarlas de lado y los miedos ahuyentarlos, deshacernos de ellos porque no nos causan mas que problemas, nada mas que ausencia y por eso volamos a veces porque no queremos estar con miedo y queremos ser libres en todo aspecto. Hay que sentir la vida con amor y con devoción , cerrar los ojos y no ver nada, mirarnos a nosotros mismo y encontrar que estamos en un presente ausente, en un futuro activo y en un pasado vivido.

lunes, 24 de agosto de 2009

Y te sientes sin sentido... Paloma ausente

Y es que ausente te sientes cuando no sientes, cuando estas consciente pero inconsciente, pensando y tratando de sentir el dolor que deberías vivir porque sabes que lo sientes, que está en algún lugar, que duerme en un baúl, que está ahí pero no se quiere mostrar. Y te sientes sin sentido, sin querer mas, de repente se escapa una risa pero nada más. Estas como en pausa, en sentido neutro, como un libro en blanco y como en un lienzo recién hecho. No sabes si sentir o seguir así, si vivir para sentir o correr sin fin. Quizás esto es vivir, el transe que nos tocó pasar, el proceso que debemos superar. Pensar que todo funcionará, volar más allá, correr sin parar y volver a sentir, porque sentir es el sentido de sentir el sentido. De poder gritar sin llorar y poder reír sin sufrir. Es pensarte siempre y olvidarte nunca, nuevamente. Es quererte presente y no ausente, porque tu ausencia se vuelve realidad y se destruye mi mágica e irreal realidad. Es quizás pensar de mas, es quizás adelantarse y es quizás sentirse invadida por la sociedad que te hostiga sin parar para saber qué es lo que pasa pero sin la intención de ayudar sino de sentir que nada se les escapa y que la invasión que se acerca al involucrar a los demás es una realidad para dos. Como en los platos para dos donde terminan comiendo seis. Porque solo quieren estar ahí y de paso estropear y manchar el mantel.
Y lamentablemente es sentir que no sientes, que nada te importa, que tienes un vacío, que no crees, que no sueñas, que no avanzas. Es sentir que te fuiste lejos sin disfrutar del viajes, es sentir que escapas de las cosas pero en realidad estas ahí, pero sin estarlo del todo, es como si tu mente se fuera a volar pero no por placer si no por dolor y no sabes que pensar ni sentir porque no sabes cómo volver a hacerlo.

sábado, 22 de agosto de 2009

Distinta la vida que nos durmió

Pero seguimos amaneciendo distintos. Distintos al ayer y al día anterior, distinta la vida que nos durmió y distinto el cielo que nos despertó. Extraña tu mente y tu corazón, te sigues moviendo por sin emoción. Te escondes del montón y te quedas en el colchón pensando en que pensar y queriendo creer más.
Sal fuera, caminas sin piernas, subes , bajas y cierras la puerta. El agua te salta, te recorre la cara, te llora los pies y tu como si nada. Te escondes los ojos, el pelo molido, te sientes sentada en aquella banca malgastada, recorres y juegas con el suelo, miras las nubes para ver si hay consuelo. Volviste un tiempo, caíste y reíste, lloraste y gritaste, recordaste y rodaste.
Nos durmió la vida el dia distinto y amaneciste diferente a lo distinto del dia anterior y al dia que es hoy. Y pensaste en el camino, bajaste y subiste, ahora distinto. El tiempo se nos vuelve eterno, creemos.

martes, 18 de agosto de 2009

Sin el fin de los típicos cuentos

Y es que cuando se rompe esa barrera se te viene todo encima, como una avalancha sobre ti que destruye todo y quedas a la deriva. No sabes que hacer, hacia donde ir, se te vino el mundo al suelo y no sabes cómo volverlo a subir. En el sueño ya no están los recuerdos pero si el sentimiento, que se queda por un buen tiempo y te duele hasta no poder mas, porque quedaste congelada sin decir una palabra y los pensamientos se empiezan a mezclar y no sabes cómo actuar, que decir, ni caminar. Te sentiste invadida, despreciada y sin consuelo, porque perdiste tu ancla, tu cable y tus sueños, ya que no queda más nada que seguir haciendo y se te voló la vida con el viento. Te perdiste por las calles un momento imaginando y soñando, idealizando y pensando pero no resolviendo nada y no queda más nada que resolver porque la decisión te dio la espalda y no puedes darle vuelta. Se te perdió el camino, la dirección, al soñador que te ayudaba a soñar y al mago que te hacia encantar. Se te fue la mano que te ayudaba a parar, y los pies que nos enseñaron a seguir, a continuar. Se escondió el sol que tanto anhelaste y volvió la lluvia que te empapó por todas partes. Se corrió la banca fija donde te solías sentar para estar segura de que era ese tu lugar ¿y qué hacer cuando ya no te queda nada? ¿Qué hacer cuando se te fue el camarada? ¿Cómo seguir si la vida te amaneció distinta y sin ganas? ¿Cómo caminar sabiendo que no llegas a nada y sintiendo que no eres necesaria? Cuando el sueño te calma, lloras como carcajadas y se te incendia la risa cuando vuelven las lagrimas y se te perdió la esperanza de construir un futuro nuevo, un viaje mágico, se revolvió todo y tu quedas sin nada. ¿Cómo continuar sabiendo que no podré tenerte nuevamente? ¿Cómo resistir si tú no estás ahí para sostenerme?
Porque más que nada se me fue el amigo y el compañero, el que soñaba conmigo y se hacía parte de ellos. Con el que creaba historias de viajes, de aventuras y fantasías, se fue el copiloto que me prevenía y advertía. Mi cuento lo destruyó la lluvia y se lo llevo el viento y la historia que escribía quedó ahí, sin el fin de los típicos cuentos.

Nacen los colores de los sueños

Nacen colores de los sueños, viven canciones sin consuelo, creemos que el tiempo se vuelve eterno y pensamos en correr sin detenernos, cerrar los ojos y volar, sentir al viento mientras las manos se hacen una, movernos sin sentido al son de una melodía estremecedora, girar la cabeza y sentir que nos transformamos en agua y nadamos hacia el fondo y encontramos criaturas extrañas.
Es cerrar los ojos y creer que todo puede ser posible, que nadie nos detiene, que nos hacemos aire y volamos. Caer en un sueño profundo sin morir pero consciente de que vivimos en la mente, que todo se vuelve distinto pero bueno, todo se pone aturdido pero agradable. Es sentir al cuerpo que no lo sentimos, es mirar sin ver la realidad, es estar presente en tu mente sin que influyan los demás, es disfrutar de la imaginación y de la música, de los deseos y los sueños, de imaginarte con tu persona y con nadie más, con tu ser y tu ser especial, con tu amigo y tu amante, con tu amor y tu odio, con tus sentidos a flor de piel, con los deseos sin sentir, con los sueños sin cumplir.
Es querer volver al mundo imaginario y no caer en la tierra, es estar feliz con lo poco que nos queda, es reírnos de las flores y respirar el polen, es cerrar los ojos y mirarnos por dentro, es sentirte mi cuento y que te guste eso, es poder bailar sin miedo y gritarle al mundo que eres libre y no le debes explicaciones a nadie, es estar en la playa escuchando al mar de fondo mientras no se ve nada más que tu rostro y sus ojos, no es saber de nadie más que no seamos nosotros y vivir tranquilos en un mundo imaginario creado por los dos.
Volar sin sentido y aterrizar nunca, apagar la mente a los que tienes en frente y vivir con el amor presente, el amor y la paz, los sentidos, los amigos, los sonidos. Nacer una y mil veces con la misma persona, amar y desear con la misma intensidad sin que se vuelva rutina, nacer de nuevo y vivir para disfrutar , nacer de nuevo para volver a amar y cerrar los ojos y compartir este mundo imaginario, este mundo maravilloso y mágico. Es sentir que no hay palabras para escribir porque lo que se siente no se puede explicar, es la felicidad que se enciende y no se logra apagar, es nacer y sentir que el mundo está lleno de paz y sentirla y saber que no se va a acabar, es nuevamente sentir que no hay palabras que puedan describirlo todo pero si hay actos y complicidad, porque el alma se conecta y nos hace sentir cosas que produce el otro y nos enseña a compartir, a entregar, a regalar.
No hay más palabras que describan el sentir….

Y el sueño sigue siendo sueño

Y el sueño sigue siendo sueño, realidad más sueño, fantasía y magia. Porque creo seguir soñando y la realidad aun no me atrapa. Ahora la vida vuela y camina sin tropiezos, se transforma en ganas y deseos. En ansias y esperanza, en felicidad y aun no lo creo.
Es sentir que nada será malo, que se lo va a llevar el viento, que el cielo nos dará la mano y ahuyentara nuestros miedos. Es sentir que la vida nos da un beso y se nos arregla el tiempo, creer y saber que vivimos un proceso, que todo es correcto, perfecto.
Es quererte siempre y olvidarte nunca, es sentirte presente aunque estemos de viaje, y conectarnos más allá de la piel. Es estar completos y plenos, felices sin miedo, aventurarnos en el destino y crear nuestra historia, mezclar libros y música, acordes y versos.

Nos suspira lento

Entre escalofríos absorbentes,entre cajas de cartón, nos sumergimos en un marcaliente que nos envuelve con su corriente.Los gigantes corriendo patean el suelo y las hormigasacarician la tierra movida.Los pájaros de fuego nos rodean con sus alas ynos gritan, nos pican...Bailamos vals con el viento,nos abraza y nos suspira lento...Te veo a lo lejos, de cerca pero lejos.Te siento cerca pero quizás es lejos.

Todo tan rápido y lento

Se derrite en la memoria y se escurre por dentro.Se sumerge en las lágrimas con deseos de vivir. A veces, nos secuestra un momento luego nos devuelve y nos tiende en el suelo.Se marchita con los recuerdos y pasa despacio, lento.Da giros inesperados y cuando no estamos preparados nos derrumba y sangramos.Pasa tan rápido que nos olvidamos del pasado, nos perturba el presente angostando el futuro. Nos desmorona en un segundo y logramos levantarnos en horas. Nos encierra en su campo cristalino sin dejarnos respirar, nos ahogamos de impotencia y de los deseos de gritar. Nos mata lentamente. Primero nos tortura, luego nos abraza y nos da esperanzas, cuando todo esta calmado, nos entierra el puñal por la espalda. Es tan frío y cruel que nos observa desangrar, nos mira hasta que se cansa y se va corriendo.En la memoria quedan aquellos momentos. Aquellas situaciones incomodas, vergonzosas, tristes e irreparables.El mundo se vuelve en tu contra, dejándote desnuda bajo un cielo nebuloso, oscuro. Te empapa un mar salado que sale de tus ojos. Aquellas gotitas indefensas que caen y caen a su antojo. Se juntan con sus pares, porque el cielo te acompaña y llora contigo. Te resguardas en tus brazos y miras tu entorno, piensas en todo hasta en lo imposible. El tiempo se hace eterno, el viento te congela los huesos y paras de llorar. El cielo se despeja y vuelves a caminar. Ahora avanza rápido, te cansas de no respirar, suspiras y comienzas una nueva vida, con nuevos recuerdos, nuevas anécdotas y vivencias. Corres hasta sentirte viva, hasta sentir el corazón que va a estallar, entonces paras y recobras el aliento. Te alimentas del aire.El tiempo y el recuerdo, la memoria y el silencio. Te callas y sientes el viento. Recuerdas, piensas. Todo tan rápido y lento.